SIGNIFICADO DE LOS ARTICULO:

CUBRE AMBOM

al igual que el altar, usa un mantel, al que se le suele llamar antipendio o “cubre ambón”, por tener ese uso es del color del tiempo litúrgico.
Ambón También se llama facistol. (de anabáinein = subir): béma. No confundirlo con el  púlpito.

Lugar elevado (según el sentido etimológico) o al menos destacado, El ambón es un lugar reservado para el anuncio de la palabra de Dios y el pregón pascual; puede también tenerse desde él la homilía y la oración de los fieles (OGMR 272).

Es menos conveniente que lo ocupen el comentarista, el cantor o el director del canto. Conviene que sea estable.

La liturgia de la palabra hunde sus raíces en la liturgia sinanogal del Pueblo judío; así también el ambón es una herencia recibida de Israel.

 

En el Antiguo Testamento podemos leer la narración de una primera celebración de la Palabra en la que el ambón aparece ya como algo muy destacado: “Esdras el escriba, estaba de pie en una tarima de madera que habían construido… Y abrió el libro, a la vista de todo el pueblo, pues se hallaba en un punto elevado” (Nehemías 8, 4-5).

El nuevo Misal establece que la dignidad de la Palabra de Dios, exige que en las Iglesias haya un sitio adecuado para la proclamación de la Escritura, hacia la cual con facilidad se dirija la atención de los fieles durante la liturgia de la Palabra (OGMR).

Tres son las características que subraya el Misal al respecto: 

   1. Que la Palabra de Dios se proclame desde un lugar (no desde un mueble que se quita y se pone);

   2. Que se trate de un lugar adecuado a la dignidad de la Palabra;

    3. Finalmente, que no se limite a tener sólo una buena acústica, sino que sea visualmente destacado.

 No se trata de un simple mueble que cuando termina la celebración lo quitan. Así como el altar queda en la capilla al finalizar la Eucaristía, así también el lugar de la Palabra debe permanecer siempre en su sitio.  

La presencia simultánea del altar y del ambón recordará constantemente a la comunidad las dos mesas en que se apoya la liturgia cristiana: la Palabra y el Sacramento.

Generalmente en las iglesias se observa un ambón, Suele estar a la izquierda del altar, en lo que se llamó “lado del Evangelio”. y conviene que sea más adornado; pero en la medida de los posible, lo recomendable es que sean dos ambones.

El otro será para el animador de la Misa. Es bueno recalcar que, al momento de proclamar la Palabra lo hagamos desde un libro grande, debidamente forrado, y no desde una simple “hoja dominical”.