SIGNIFICADO DE LOS ARTICULO:

COTA Y/O ROQUETE

(SOBREPELLIZ ó ROQUETE) ó Roquete, Del latín “Rochetum”

Especie de alba corta, hasta la altura de las rodillas, que se usa sobre la sotana o el hábito religioso, por Sacerdotes, seminaristas y Acólitos. También se llama sobrepelliz.

Puede ser usada por el sacerdote o el diácono para exponer el Santísimo, para la celebración de los sacramentos, para la predicación y las bendiciones. Lo visten también los acólitos siempre sobre el alba o la sotana.

El roquete forma parte del hábito coral del obispo y también lo llevan los sacerdotes

Hoy en día, su uso ya no es obligatorio, y al igual que la sotana, ha disminuido su uso.

La forma antigua del roquete era la misma que la camisia o alba litúrgica , o sea, llegada hasta los talones y se ceñía por la cintura. Aún en el siglo XV llegaba más debajo de las rodillas y llevaba algún ornamento.

La forma actual, tan extraordinariamente recortada y enriquecida con encajes apareció a principios del siglo XVII.

La capa pluvial fue llevada, desde la temprana Edad Media, en los días solemnes por los miembros más ilustres de los monasterios, y en especial por los cantores.

Siempre lleva las mangas estrechas y llegando hasta las muñecas.

No es considerada vestis sacra, sino únicamente junto con la muceta, hábito coral. Debiéndose administrar los sacramentos es obligatorio revestirse de sobrepelliz.

La sobrepelliz (o comúnmente el sobrepelliz) es una vestidura procedente de los países septentrionales.

Los clérigos y los monjes que durante el riguroso invierno debían ir a la iglesia diversas veces al día para el oficio coral, usaban para repararse el frío, pieles anchas y pesadas.

Encima de ellas se ponían el alba, la cual por necesidad debía ser ancha de cintura y de mangas.

Poco a poco, la sobrepelliz se convirtió, por motivos de comodidad fáciles de comprender, de hábito coral a vestidura litúrgica común a todos los clérigos. Como tal aparece ya en el siglo XIII y mantuvo durante mucho tiempo formas amplias y majestuosas.

En el siglo XVII se fue acortando y enriqueciendo con vainicas de entredós, bordados y encajes. En la disciplina actual es la indumentaria ordinaria prescrita para la administración de los sacramentos y sacramentales